
Traducción es la actividad que consiste en interpretar el significado de un texto en un idioma (“texto de origen”) y producir en otro idioma de un texto equivalente (el “idioma de destino”) que comunique el mismo mensaje.
En la traducción se deben tener en cuenta las limitaciones, como por ejemplo, el contexto, las reglas gramaticales de ambos idiomas, las convenciones de escritura, y sus modismos entre otros.
La traducción no es una simple relación “palabra por palabra” entre dos idiomas, la traducción no es un proceso lineal y mecánico. Por el contrario, las diferencias históricas entre el idioma de origen y el idioma de llegada, por lo general, dictan diferencias de expresión y por este motivo los textos de origen y destino pueden diferir significativamente en su extensión.
Para poder transmitir el significado completo del texto de origen, el traductor debe conciente y metódicamente interpretar y analizar todas sus características. Este proceso requiere un profundo conocimiento de gramática, semántica, sintaxis, modismos, etc., del idioma de destino, así como también acerca de la cultura de sus oradores.
El traductor necesita el mismo conocimiento profundo para transmitir el significado en el idioma de destino. De hecho, en general el conocimiento del traductor del idioma de destino es más importante, y necesita ser más profundo que su conocimiento del idioma de origen. Por esta razón, muchos traductores traducen a un idioma el cual es su lengua materna.
Es necesario el conocimiento del tema a traducir.
El objetivo de la traducción es asegurar que los textos de origen y de destino comuniquen el mismo mensaje, que muestre fidelidad y transparencia.
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